Despacho

La importancia que daba la familia Arocena a la cultura del trabajo se hace evidente en la ubicación de este despacho justamente en la habitación más importante y cómoda de la casa, en el cruce entre las calles de Hidalgo y Cepeda. Desde el escritorio ubicado frente a estas ventanas podía vigilarse la entrada y salida de trenes a la estación de Torreón, pudiendo observar así, a la distancia, los vagones cargados con las pacas de algodón para la exportación.

Durante la Revolución, muchos laguneros, incluyendo los extranjeros arraigados en la región, se vieron afectados por el movimiento armado. Por ejemplo, en 1914, tras la tercera toma de Torreón, el revolucionario Francisco Villa confiscó 12 mil pacas de algodón a don Rafael Arocena. Sin embargo, las buenas gestiones del señor Arocena con el Centauro del Norte le permitieron recuperar su algodón, destinado a venderse en los Estados Unidos.  El acuerdo consistió en pagar a los revolucionarios 15 pesos por paca, lo que sumó la enorme cantidad de 180 mil pesos oro. Una verdadera fortuna.

Tal vez como un sutil recordatorio sobre la importancia del capital algodonero, las puertas de madera de esta habitación fueron decoradas con motivos vegetales que asemejan unos capullos de algodón.