Se trata de un elegante y muy elaborado mueble donde confluyen el diseño francés e inglés, así como las influencias de China y Japón. Decorado en imitación de laca japonesa en negro y dorado con incrustaciones de madreperla, muestra en todas sus caras paisajes con sauces, pagodas, puentes, lagos y pescadores. La importación de porcelanas, textiles y lacas chinas y japonesas inspiraron las artes decorativas europeas del XVIII de tal suerte que surgió el término chinoiserie, de la palabra francesa chinois (chino). Este estilo decorativo fue popularizado originalmente hacia 1730 en Francia y alcanzó su máxima popularidad entre las clases altas de ese país y de Inglaterra entre los años de 1750 a 1765. Posteriormente reapareció durante la Regencia y continuó su camino hacia otros sectores de la sociedad en siglos posteriores.