A la vanguardia del desarrollo industrial, las ciudades de Birmingham y Sheffield se habían convertido ya durante la segunda mitad del siglo XVIII en centros destacados de la producción de platería. Henry Wilkinson fue uno de los artífices que prosperó dentro de este ámbito. Nacido hacia 1787, se formó como platero en la empresa de John y Thomas Settle, de la que acabaría siendo primero socio (Settle & Wilkinson; 1829-30), y más tarde propietario (Henry Wilkinson & Co.). Su taller es el que realizó la pareja de enfriaderas de la colección Arocena, cuyas características responden a modelos inspirados en el rococó del siglo XVIII, uno de los estilos artísticos favoritos de la corriente historicista que llenó buena parte de la centuria siguiente.