Los primeros cargamentos de té llegaron de oriente a Europa durante el siglo XVII a bordo de barcos ingleses y holandeses. A principios del siglo XIX, se instituyó entre la aristocracia inglesa el Afternoon tea, o el “Té de la tarde”, gracias a Ana, VII duquesa de Bedford. La costumbre se difundió entre todas las clases sociales británicas e, incluso, fuera de Inglaterra. En 1867, se realizó la Feria Universal de París. La delegación japonesa llevó piezas de un tipo de porcelana llamada Satsuma, producida en la región del mismo nombre, que fascinó al público europeo. Aunque las piezas expuestas tenían tipologías orientales, los ceramistas japoneses se dieron cuenta del potencial que tendría la fabricación de piezas con formas europeas, pero con la nueva decoración. Así, se hicieron, entre otras cosas, juegos de té “a la inglesa”, que tuvieron una enorme aceptación en Europa y América.