En la década de 1650, Amberes fue el centro de producción de mobiliario más importante de toda la región flamenca: los gabinetes eran manufacturados en grandes cantidades para su exportación a otros países europeos, especialmente hacia el mercado francés. Los ebanistas se establecieron en París y adoptaron con entusiasmo la técnica de la marquetería, es decir, la decoración con delgadas láminas de madera en distintos colores y acabados, formando diseños geométricos, de inspiración arquitectónica y, sobre todo, con motivos florales. A primera vista, este gabinete esquinero responde estilísticamente a una manufactura holandesa del siglo XVII, sin embargo, al estudiar a mayor profundidad sus detalles tecnológicos y materiales esta brecha histórica podría ampliarse al XIX.